La vajilla victoriana recogió una importante herencia, pero supo adaptarla a la configuración del servicio de su época y sus posibilidades técnicas, hasta el punto de configurarse como una entidad por sí misma. En pocas palabras, todos tenemos una idea clara en mente cuando hablamos de vajillas victorianas.
Su estética y configuración son perfectamente reconocibles, a pesar de que existen miles de estilos de vajilla victoriana diferentes en cada una de sus procedencias, marcas y tipos de servicio. Pero antes de ir más allá, dejemos claro qué es exactamente la vajilla y cuáles son los otros conjuntos de piezas que conforman el conjunto del servicio de mesa para un hogar victoriano:
- Mesas y sillas, mobiliario sobre el que se dispondrá el servicio.
- Mantelería, conjunto de piezas de tejido, habitualmente manteles y servilletas.
- Vajilla
- Cristalería, se refiere a los vasos y copas. Solían ser de vidrio o cristal pero podían estar hechos de otros materiales.
- Cubertería, conjunto de cubiertos de uso de los comensales y del servicio para manipular la comida sin tocarla con las manos.
La mayoría de vajillas victorianas están realizadas en porcelana o cerámica, aunque también han llegado hasta nosotros algunas piezas y conjuntos en vidrio, loza y metal. Las piezas básicas son los platos, fuentes y tazas, pero dependen del tipo de servicio para el que se hayan creado. En general, en cada vajilla se pueden distinguir (como sucede con las cuberterías) entre dos grandes grupos de piezas: las de uso de los comensales y las de servir. Soperas, salseras, ensaladeras, bandejas, fruteros y fuentes forman parte del segundo grupo.
Historia de la vajilla victoriana
Las primeras “vajillas” de porcelana utilizadas como objeto de lujo en Europa se remontan a los conjuntos de piezas importados por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales desde Asia (principalmente China y Japón) en el siglo XVII.
Anteriormente, se sabe que los chinos utilizaron en diferentes momentos de la historia sus piezas de porcelana para comerciar. Hay testimonios de encuentros con barcos romanos en los mares de la India, e incluso en las costas africanas al final de la Edad Media. La Ruta de la Seda también supuso la llegada de piezas aisladas de porcelana, que en su momento se consideraban realizadas con un material de origen animal.
La historia de la vajilla victoriana tal y como la entendemos hoy se remonta al siglo XVIII, en concreto con los primeros juegos de Meissen en la década de 1720. Inicialmente se trataba de conjuntos sencillos de piezas que presentaban una decoración a juego pero en la década de 1740 la fábrica produjo el Servicio del Cisne (Schwanenservice).
La vajilla Schwanenservice fue diseñada para el Conde Heinrich von Brül con más de 1.000 piezas, a partir de moldes que se han conservado hasta la actualidad, por lo que es posible comprar réplicas manufacturadas por Meissen siguiendo el diseño exacto de hace ahora 300 años. Otro de los diseños históricos de Meissen es el Modelo Cebolla (Zwiebelmuster), de inspiración china y replicado en numerosas vajillas de otras marcas desde mediados del siglo XVIII.
Aunque Meissen está considerada la manufactura de vajillas europea más antigua, a lo largo del siglo XVIII fue una más entre las manufacturas en competición por realizar las mejores piezas de porcelana. En Portugal, Reino Unido, Francia e Italia, se crearon fábricas y estilos maravillosos, que se mantienen actualmente en el ojo de los coleccionistas. Estas son algunas de las principales manufacturas históricas de porcelana europea:
Primeras porcelanas de Pasta Blanda (Porcelana Médici)
Aunque no se trata de auténtica porcelana, ni tampoco de una manufactura para vajillas, su importancia reside en que fue el primer intento europeo de crear una manufactura de porcelanas de lujo, en el siglo XVII. Su material es lo que se conoce como “porcelana de pasta blanda” en contraste con la “porcelana de pasta dura” de origen oriental y que luego se consiguió replicar en Europa.
Se conoce con muchos nombres: “bone china” o “Porcelana Sèvres” son algunos de los más populares. Las primeras deben su nombre a que utilizan como fundente el fosfato de cal obtenido a partir de la calcinación de huesos. Son sinónimo de porcelanas inglesas y tienen un característico tono amarillento. El resto son “porcelanas artificiales de pasta blanda”, con centros de producción en centros franceses/belgas como Rouen, Chatilly, Vincennes (Sèvres) o Tournai, por lo que se les conoce como porcelanas francesas.
Los principales centros productores de porcelana de pasta blanda fueron:
- Venecia (siglo XV). Experimentos con vidrio opaco.
- Urbino (siglo XV). Cerámicas que imitan porcelanas.
- Florencia (siglo XVI). Imitaciones de porcelana china en blanco y azul creadas para Francisco I de Medici.
- Capodimonte (siglo XVIII, hasta su cierre en 1760). Muy influyentes en la estética de las porcelanas de pasta dura producidas en Meissen. Sus maestros se trasladaron a España con su fundador Carlos de Borbón para crear la Real Fábrica de Porcelanas del Buen Retiro (La China), destruida las tropas inglesas de Wellington en 1812.
Alemania – Vajilla victoriana de Meissen (Meißner Porzellan, actualmente Staatliche Porzellan-Manufaktur Meissen GmbH)
Creada en 1710 a partir de que Ehrenfried Walther von Tschirnhaus fuese capaz de dar en 1708 con la mezcla para hacer porcelana. Quien levantó la manufactura tras su muerte fue Johann Friedrich Böttger.
Meissen fue la pionera en el uso de la porcelana en Europa, la creación de una primera manufactura para la fabricación multitudinaria de piezas y la configuración de una marca de prestigio a partir de la inclusión de su logo con dos espadas cruzadas, para diferenciarse de las falsificaciones.
Italia – Vajilla victoriana Ginori
Nació en 1735 por iniciativa del marqués Carlo Andrea Ginori, como Manifattura di Doccia muy cerca de Florencia. Durante el siglo XVIII se especializaron en piezas de escultura y a partir de 1779 comenzaron a producir vajillas de porcelana exclusivas para las principales residencias de Toscana y alrededores, bajo la marca de porcelana Doccia Manufactura. Su motivo más característicos es la “stoia” (tejido mate).
Desde 1806 la marca se internacionaliza. En plena era victoriana las vajillas victorianas Ginori se destacaron por su decoración de estilo naturalista y romántico: las flores y el oro fueron dos de sus elementos de mayor éxito, siempre con una impronta toscana muy característica que les hacía destacar en las Exposiciones Internacionales.
A partir de 1896 se convierten en una auténtica fábrica de porcelanas con producción de alcance internacional, bajo el nombre Richar Ginori Ceramic Company, creando nuevas y exitosas patentes. Desde 2013 pasó a manos del grupo de lujo Gucci y el nombre actual de la marca es Ginori 1735.
Reino Unido – Vajilla victoriana Wedgwood
Son probablemente las vajillas victorianas más populares, con esa deseada decoración de flores románticas cargadas de belleza naturalista y significado. Fundada en 1759 por Josiah Wedgwood en Staffordshire como un taller de alfarería, su desarrollo fue en paralelo a las oleadas del avance industrial en Reino Unido.
En 1774 fue capaz de reproducir jaspes como los utilizados en época romana para crear valorados jarrones y vasos neoclásicos. Sus experimentos le llevaron a dar con la fórmula para crear un gres vítreo que no necesitaba esmaltado y podía combinarse en varios tonos (blanco, negro, azul, verde, amarillo y violeta).
Su “jaspe azul claro” pasó a convertirse en un icono para la marca, sobre el que se aplicaban recortadas figuras neoclásicas en blanco. Una colección de diferentes piezas de joyería conmemora el estilo. Las vajillas Wedgewood siempre han formado parte de las mesas reales y aristocráticas en el Reino Unido y otros de los principales estados europeos.
Hungría – Vajilla victoriana Herend
Se fundó en 1826 en la localidad húngara de Herend y en su momento fue la mayor fábrica de Europa dedicada a la manufactura de porcelana. A partir de 1839 fue capaz de ofrecer un servicio de “reemplazo” para que los principales consumidores de porcelana fueran capaces de completar sus vajillas. Para ello copiaban y replicaban piezas de todas las tipologías y estilos por encargo de las principales casas nobles y burguesas del momento.
Su consolidación como marca de vajillas victorianas se produjo cuando en 1851 la reina Victoria adquirió uno de los diseños de la fábrica. Entre sus motivos más característicos está el diseño en red (desde 1858). Además de vajillas, se hicieron famosos por las pequeñas esculturas de porcelana, principalmente animales, manufacturadas entre 1870 y 1930.
Hungría – Vajilla victoriana Zsolnay
Zsolnay se fundó como una fábrica de gres y otros materiales cerámicos en 1853, siendo uno de sus productos más innovadoras la porcelana de eosina a partir de 1893. El esmalte de eosina y su cerámica Pyrogranite son particularmente resistentes a la erosión ambiental y al frío, por lo que muchos de los azulejos y decoraciones esmaltadas que decoran edificios de estilo Art Nouveau en Europa están hechos con estos materiales.
Sus diferentes patentes la llevaron a centrarse en materiales para construcción, minimizando su producción de vajillas victorianas. La empresa llegó a ser la más grande del territorio austrohúngaro antes de la Primera Guerra Mundial. Tras nacionalizarse durante el periodo comunista, pasó a llamarse Pécsi Porcelángyár (desde 1948) pero a partir de 1991 volvió a manos privadas bajo su nombre original.
Las porcelanas Zsolbay tratadas con eosina tienen una particular iridiscencia en tonos cálidos, pero también en verde, azul o púrpura según el ángulo de reflexión.
Jarrón de la línea Osiris de Walter Scherf & Co. 1900. Zsolnay. Plato con baño de eosina.
Reproducción de la década de 1970 realizada en Pécs, Hungría.Jarrón Zsolnay de 1880 pintado a mano
Portugal – Vajilla victoriana Vistalegre
Fundada en 1824 por el comerciante José Ferreira Pino Basto. El nombre de la marca se debe a la Capilla Vista Alegre, que se encontraba en los terrenos donde se ubicó la fábrica. Inicialmente no hacían piezas de porcelana, sino cerámica y cristalería. No fue hasta 1880 cuando se convirtieron en una de las principales fábricas de porcelana de Europa, produciendo un tipo de vajilla victoriana con una estética muy característica.
Limoge (Francia) – Vajilla victoriana Bernardaud
Las vajillas victorianas Bernardau fueron fruto tanto de la casualidad como del gusto de la época y las condiciones circundantes. En 1768, por casualidad, se descubrió en Saint-Yrieix-La-Perche, muy cerca de donde luego se ubicaría la fábrica un tipo de arcilla blanca muy maleable, en realidad caolín. Desde 1774 se crearon en esta área, a pocos kilómetros de Limoges las Manufacturas Reales, productoras de la famosa porcelana de Limoges a partir de 1771.
Casi un siglo después (1863) Léonard Bernardaud y otros industriales de Limoges utilizaron este caolín, uno de los ingredientes fundamentales para la producción de cerámica, junto con los recursos naturales de la zona (agua y bosques) para fundar su fábrica dedicada a la producción de vajillas, con la que cautivaron principalmente al mercado estadounidense.
Desde 1986 la Manufacture Royale de Limoges es parte del grupo Bernardaud, que sigue produciendo sus modelos de vajilla victoriana más destacados hasta la actualidad, incluyendo también algunas de las piezas más emblemáticas creadas para María Antonieta. Entre sus servicios más emblemáticos están:
- Los servicios de mesa Luis XV, Jardin du Roi, Elysée y Roseraie.
- El servicio de mesa de María Antonieta en Versalles (1782) con decoración de perlas y barbillas, producido por la Manufactura Royal Sèvres.
- La Laiterie de Dambouillet, creada igualmente por la Manufactura Royal Sèvres para María Antonieta en 1787.
- El servicio de mesa “Botanique” creado en 1831 para Guillermo II De Hesse por Sèvres.
Conjunto de dos piezas de porcelana Sévres originales de 1791.
Marca de pintura Cyprien-Julien Hirel de Choisy y marca de dorados Henry-Francois Vincent.Taza de chocolate Sèvres, siglo XIX. Platos del servicio para la vajilla victoriana de caza de Louis Philippe de Fontainebleau realizados por Sèvres en 1846
Alemania y Luxemburgo. Vajilla victoriana Villeroy & Boch
Villeroy & Boch es actualmente un gran grupo empresarial con varias líneas de producción, famoso por haber “democratizado el uso de vajillas” en el siglo XIX. Fundada en 1748, las vajillas victorianas de la marca son junto con los azulejos Art Nouveau dos de sus piezas históricas más demandadas por los coleccionistas.
En 1766 consiguieron el título de Manufactura Imperial y Real de mano de la Emperatriz María Theresa, con Austria y Luxemburgo como dos de sus principales mercados. Desde 1770 la serie Alt Luxemburg es una de las más emblemáticas de la marca.
La historia de las vajillas victorianas Villeroy & Boch empieza en su fábrica de Mettlach (una antigua abadía benedictina junto al río Saar que hoy es su sede central), con un sistema mecanizado de producción de cerámica. En 1815 Boch es de las primeras marcas que imprime patrones a sus piezas cerámicas, haciéndolas más asequibles.
Desde 1829 las manufacturas Boch utilizan una fórmula especial: loza de color blanco brillante muy dura, que no es porcelana pero lo parece y presenta la enorme ventaja de resulta mucho más barata. En 1836 se fusionan con otra fábrica cercana, Villeroy, para hacer frente común a la competencia que entonces suponía la porcelana inglesa.
Villeroy & Boch son en buena medida responsables de la configuración de las mesas victorianas, ya que a partir de 1843 son capaces de ofrecer bajo su marca el conjunto completo de vasos (cristalería) y vajillas con su Cristallerie en Wadgassen. Sus muchas fábricas especializadas en productos concretos (como al de Dresde) y colocadas en lugares estratégicos para la comercialización de sus productos, han permitido que sus piezas históricas estén presentes en toda Europa y Norteamérica.
Además de por sus vajillas victorianas, son conocidos por sus increíbles azulejos y pavimentos (muchos de recreación histórica arqueológica), sus sanitarios (fueron pioneros) e incluso estufas alemanas de estilo barroco. Actualmente producen sus vajillas bajo el concepto Mix & Match, de manera que puedes combinar piezas de diferentes series a tu gusto para crear tu propia vajilla personalizada.
Cómo elegir la vajilla victoriana que mejor se adapte a tu hogar
Existe una correlación directa entre la percepción de los alimentos (y de quien los ingiere) y la forma de los cubiertos y la vajilla que utilizamos. A un nivel básico, digamos que no sabe igual un cuscús comido a mano que con cubiertos, o una sopa tomada con cuchara de madera o de metal. Pero incluso entre las cuberterías, cristalerías, vajillas y mantelerías más tradicionales, las pequeñas diferencias formales pueden suponer grandes cambios.
Estos son tres de los puntos más críticos a tener en cuenta a la hora de elegir una buena vajilla victoriana:
- Color de las piezas. Afecta a la percepción de los sabores. Por ejemplo se ha demostrado que cuanto más claro sea el color de la pieza en que se sirve, más dulce suele resultar un postre.
- Peso (principalmente de los cubiertos, aunque también el “peso visual” del diseño) Condiciona la sensación de saciedad, haciendo que una menor cantidad de comida presentada o degustada con piezas pesadas, llene antes a los comensales.
- Forma y material de las piezas. Puede llegar a concentrar o dispersar los sabores, además de afectarles directamente.
Para muchos, las vajillas victorianas clásicas tienen diseños atemporales válidos para cualquier ocasión. Sin embargo, es importante dejar claro que hay muchas clases de vajilla para diferentes ocasiones y momentos. Elegir una u otra es una inversión a largo plazo que debe adaptarse sobre todo a nuestro gusto personal y el uso que vamos a hacer de ella ¿Qué deberías sopesar a la hora de escoger una vajilla victoriana? A un nivel meramente práctico, esto es lo que no puedes dejar de considerar:
- Estado. La calidad del material y el uso previo que se le ha dado es importante a la hora de determinar el tipo de desgaste que habrán sufrido las piezas. Puedes encontrarte con platos “perfectos” que sin embargo presenten grietas en el esmaltado por las que se ha ido colando la comida o simplemente el agua tras lavarlas. Esto crea sombras, sobre todo en piezas de cerámica y loza. Para la porcelana, los principales problemas suelen estar relacionados con la decoración, que puede sufrir desgastes dependiendo de cómo se haya aplicado.
- Diseño. Hay que considerar tanto la forma de las piezas como el tipo de servicio para el que se crearon y cómo vamos a combinarlo dentro del ambiente en el que integraremos nuestra vajilla victoriana.
- Opciones de almacenamiento ¿Vas a exhibir tu vajilla en un mueble especial o dentro de una vitrina? Comprueba antes de nada las dimensiones de las piezas y su cantidad. La forma de algunas de las piezas (sobre todo platos y fuentes que no son redondos) puede resultar problemática. Sobre todo, te sugerimos que cuentes con el espacio necesario para colocar las piezas de forma segura, sin amontonarlas y para que puedan ser utilizadas con facilidad.
La cerámica y sobre todo la porcelana, son dos de los materiales más resistentes y estables que existen en el mundo de las antigüedades. Sin embargo, nunca está de más si tienes la oportunidad, ver y tocar la vajilla antes de comprarla.
Comprar una auténtica vajilla victoriana de calidad supone una inversión considerable. Los precios dependen de muchos factores (estado, número de piezas, diseño, procedencia…) y pueden ir de los 1.000€ en adelante. Elegirla con cuidado es algo a lo que merece la pena dedicar un tiempo y, sobre todo si estamos interesados en un lote a subasta, tener claro de antemano qué es lo que estamos buscando.
A continuación puedes ver un pequeño test que te ayudará a aclarar tus ideas antes de comprar una vajilla victoriana auténtica:
Para qué tipo de acontecimientos vas a utilizar tu vajilla:
- Para ocasiones especiales
- Siempre que me apetezca
- Para conmemorar un acontecimiento (por ejemplo, mi boda)
- Ninguno, solo la quiero para decorar
Si vas a comprar una vajilla y utilizarla para comer, tu objetivo son:
- Comidas y cenas íntimos
- Recepciones importantes, con varios invitados
- Desayunos y meriendas
- Té y café
Qué estilo de vajilla encaja contigo
- Diseños clásicos atemporales, fáciles de combinar
- Diseños fantasiosos, que destaquen y hagan que todo gire en torno a la vajilla
- Diseños victorianos florales, campestres y botánicos
- Diseños neoclásicos, en los que prima la elegancia
- Diseños neo rococó, un poco alocados y muy femeninos
En nuestra opinión, debes escoger siempre un diseño que te emocione. No basta con que se trate de algo bonito o limitarse a lo clásico para “asegurar”. Si no estás seguro de estar eligiendo algo que realmente te gusta, visualiza cómo te sentirías si alguien rompiese uno de los platos, ¿a que ya lo tienes claro?
Los inconvenientes de comprar una vajilla victoriana de verdad:
- El espacio. Las vajillas, sobre todo las más completas, necesitan de una gran capacidad de almacenaje de la que no siempre disponemos en una vivienda actual.
- La limpieza. Olvídate del lavavajillas. Necesitan de una limpieza cuidadosa y adaptada a sus características (nada de sumergirlas en agua caliente con Fairy!!!). Manipularlas para una limpieza exhaustiva puede ser arriesgado.
- El uso. Lo que comían en el siglo XIX y lo que comemos actualmente no es exactamente lo mismo. Puedes encontrarte con tazas demasiado pequeñas para lo que hoy consideramos un café de merienda, o piezas que no utilizarás nunca, como las tazas de consomé y sus platos.
- La comodidad ¡Ni mencionar que no podrás usarla para calentar algo en el microondas! Y no se trata solo de las piezas que incluyen oro o plata en su decoración, los materiales no están preparados y podrías fracturar el esmalte al calentar el plato en lugar de la sopa.
- Los disgustos. Cuidar de una pieza histórica conlleva una gran responsabilidad. En el caso de las vajillas se trata de una responsabilidad que deberemos saber compartir con cualquiera con quien decidamos sentarnos a la mesa o en quien deleguemos a la hora de poner la mesa o limpiar.
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