La fiesta victoriana era el acontecimiento social por excelencia. En ella, la diferencia de clases estaba muy presente. ¿Quieres saber cómo se divertían los hombres y mujeres victorianos? ¡Sigue leyendo!
El té en las fiestas victorianas

El té era la bebida de moda en las fiestas victorianas. Lo tenía todo: tras beberlo sentías más energía para divertirte, era exótico, se asociaba al éxito del imperio y, en definitiva, era sofisticado.
De acuerdo a Tamara Ketabgian en “Foreign Tastes and “Manchester Tea-Parties”: Eating and Drinking with the Victorian Lower Orders el té en las fiestas tenía cierta analogía con la fábrica como representación del progreso de la fábrica y la industrialización. Según la autora, podemos verlos en la obra de Elizabeth Gaskell Mary Barton y en la de Charles Dickens, Hard Times donde las fiestas proletarias se describen como eventos en los que el gasto se disparaba.
Si echamos un vistazo a los productos que consumían, además del té, veremos que la cerveza también era una bebida habitual. En cuanto a los comestibles, el pan con mantequilla y azúcar era un lujo que no todo el mundo se podía permitir, pero se consideraba, por supuesto, delicioso.
Si eres amante de los productos naturales, quizá una fiesta victoriana no era el mejor lugar para ti. El azúcar blanco, es decir, refinado era un símbolo de poder y bienestar. Así que si sueles comprar azúcar sin refinar, déjalo de lado para tu fiesta victoriana.
La leche era la gran ausente de la fiesta victoriana sofisticada porque se consideraba en oposición al té algo vulgar que provenía del campo. Al mismo tiempo, no era un producto barato para los urbanitas que vivían lejos del ganado.
Claro que para hacer un té para tu fiesta victoriana no puedes contar con el microondas. Los puristas se echarían las manos a la cabeza. El té se hacía en un hervidor o kettle que se ponía al fuego.
Una vez preparado, no era extraño mezclarlo con alcohol, quizá algo de ron.
En las fiestas de Mrs. Barton de la obra de Gaskell, también vemos que el jamón y los huevos eran habituales como aperitivo.
Otros estimulantes menos recomendables como el opio también podían hacer su aparición en las fiestas victorianas, pero con lo que sabemos hoy en día sobre los efectos de las drogas, no tendría mucho sentido reproducir este aspecto.
Música y bailes

En cuanto a la música, era habitual que las mujeres victorianas con educación supiesen tocar el piano. Algunos invitados podían llevar partituras de sus piezas favoritas y no era extraño que se contratase músicos profesionales o amateurs para amenizar la velada. Si la casa no contaba con piano, se podía invitar a alguien que tuviese violín.
Los bailes más puritanos se realizaban sin que los bailarines se tocaran o solo se tocaban las manos. Bailes como el vals eran más atrevidos por el excesivo contacto de los bailarines. Según Sally Mitchel en Daily Life in Victorian England se popularizó una vez la reina Victoria y Alberto lo bailaron sin estar todavía casados.
También era habitual que se divirtieran escenificando obras de teatro o cuadros famosos. Igual que ocurre hoy en día, era especialmente divertido ver a un varonil caballero, representar a una niña o una delicada dama.
Preparar tu propia fiesta vitoriana
Preparar una fiesta victoriana debe ser algo divertido, así que no te obsesiones con que sea históricamente fiel y céntrate en disfrutarlo.
Para agasajar a tus invitados puedes preparar té y pan con mantequilla y azúcar. Si queréis alcohol, tampoco hay problema en ello.

Y para dar más ambientillo a tu fiesta victoriana, decora un poco la casa. Por supuesto, podéis disfrazaros, pues es algo que siempre confiere una ambiente especial a las fiestas.
En cuanto a qué hacer, puedes mezclar juegos modernos con victorianos. Representar cuadros famosos puede ser divertido si tus invitados van a saber reconocerlos. Si no es así, haz tu propia versión sustituyendo los cuadros por series o películas de televisión.